Filme ecuatoriano ‘Vacío’ fue premiado como mejor largometraje en Argentina
La cinta, que ya ha recibido dos galardones, fue estrenada en enero del
2020, pero debido a la pandemia se proyecta un reestreno en julio de
este año.
Esta producción de 92 minutos de duración fue galardonada este sábado como mejor largometraje, categoría América, en la 22.ª edición de los premios del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici).
El
anuncio fue lanzado durante la mañana a través de una conferencia de
prensa en la capital argentina, mientras que la ceremonia formal tendría
lugar en horas de la tarde.
El ambateño Paúl Venegas, director, guionista y productor de Vacío,la
cual es su ópera prima, señala que por motivos de la pandemia no pudo
viajar a Buenos Aires a recibir el galardón, pero sus pequeños hijos, de
11 y 10 años de edad, quienes residen allá, serían sus representantes
para aceptar la estatuilla. “Es un festival con alta curaduría”, añade.
Vacío, coproducido por el uruguayo Esteban Schroeder y el colombiano Giuliano Cavalli, narra la historia de dos migrantes chinos que
llegan clandestinamente a Guayaquil en su ruta hacia Estados Unidos,
por lo que aproximadamente el 70% de sus diálogos están en mandarín. El casting incluye al ecuatoriano Ricardo Velástegui entre los actores protagónicos de origen asiático, como Fu Jing, Lidan Zhu y Meng Day Min.
Este premio es el segundo recibido por el filme. El primero fue como mejor largometraje ecuatoriano en el Festival Internacional de Cine de Guayaquil (septiembre
del 2019), tras lo cual vino el gran estreno internacional en el
Festival Internacional de Cine de Busán (Biff, según sus siglas en
inglés) en competencia, celebrado en octubre del 2020 en Corea del Sur.
Luego tuvo el reconocimiento de representar a Ecuador en la carrera a
mejor película internacional de la edición 93 de los Premios Óscar.
“Recibir
el premio del Bacifi es una gran alegría para mí y el equipo. Es un
premio al gran esfuerzo que es hacer cine en el Ecuador, un aliento a
que podemos seguir avanzando a pesar de todas las barreras que existen
acá, empezando por el mismo Estado, que ejerce una función de inquisidor
en vez de fomentar con decisión y voluntad esta naciente industria
cinematográfica”, menciona Venegas.
Vacío se
estrenó en 40 salas en enero del 2020, y a pesar de haber tenido una
recepción positiva de las audiencias a nivel nacional, se vio casi
inmediatamente afectada por la pandemia. “La gente dejó de ir al cine, e
incluso sus actores chinos sufrieron discriminación por su origen, que
era el mismo del virus del COVID-19”, agrega el director. “Sin embargo,
ha seguido sumando logros y, por tanto, el interés del público en verla.
Estamos planificando su reestreno en salas y online para el mes de julio”. (E)
Bafici 2021 – Crítica de “Vacío”, de Paul Venegas (Competencia Americana)
En el cine de Centroamérica y el Caribe
aparecen, especialmente en los últimos años, relatos sobre la
inmigración ilegal de personas chinas para la explotación laboral. La
trata de personas hacia nuestra región es más habitual de lo que el cine
hollywodense y las grandes plataformas nos hacen creer.
En general estas mujeres y hombres llegan a nuestro continente con la
intención de que continuar su camino, ya legalizados, hacia Estados Unidos. Pero difícilmente lo consigan. La puertorriqueña El silencio del viento (Álvaro Aponte-Centeno) y la trinitense Moving parts (Emilie Upczak) fueron dos excelentes ejemplos de películas que relatan esas historias.
Vací”, desde Ecuador, se
suma con una mirada similar a este cine. No se trata de una historia
nueva, sino que tiene un más de un siglo de tráfico y explotación, y es
visible en países como México, Cuba o Panamá. En la película de Paul Venegas, la larga historia de la migración ilegal desde China hacia Ecuador está presente en el Sr. Lu, quien hablando con el recién llegado Wong, se sorprende que el barrio La Bahía sea considerado el nuevo Chinatown de Guayaquil. “Hace 40 años éramos muy poco aquí”, relata. Él también fue un migrante ilegal en Ecuador,
y permanece trabajando para un personaje oscuro, que sostiene su poder
económico en el tráfico de personas y algunos negocios legales, que
esconden otros más redituables y algo menos transparentes.
Wong llegó junto con Lei y otras personas apiñados en un barco, del que fueron bajados en un container en el puerto en Manta.
Sus pasaportes les fueron retenidos por Chang, y bajo su control son
alojados en una casa regenteadas por el Sr. Lu, el anciano gentil
llegado hace cuatro décadas.
Mientras Wong trabaja en un depósito de mercaderías, la joven Lei queda a cargo de un locutorio. Ella pagó su transporte hasta Nueva York y
reclama su derecho a continuar hasta su destino final. Wong apenas
espera juntar algo de dinero poder traer con él a su pequeño hijo. Para
eso, por supuesto, deberá pagar gastos que nadie sabe cuáles son ni
cuánto significan, cumpliendo todo lo que Chang le ordene.
Vacío tiene entre sus logros trabajar con
mucha delicadeza las situaciones extremas y utilizar el lenguaje de sus
personajes (la película está casi en su totalidad hablada en chino) para
contar la (im)posibilidad de comunicarse y construir un mundo fuera del
impuesto por el traficante.
Venegas toma elementos del drama personal solo para
dar cuenta de las formas que adquiere la explotación de los migrantes
ilegales y no construye un melodrama. Ellos son parte de una comunidad
que crece y se sostiene con esos engaños.
Historias como la de Lei y Wong se repiten, los deseos de los
explotados de hoy son similares a quienes los preceden, y el futuro es,
donde sea y como sea, un vacío lleno de puros interrogantes.